En este post vamos a introducir los distintos tipos de
trabajos de flexibilidad para desarrollarlos en las siguientes semanas.
EL objetivo del entrenamiento de la flexibilidad es mantener
o aumentar el grado de elongación de nuestros músculos. Los métodos más
corrientes son los estiramientos balísticos, los estiramientos estáticos y las
técnicas de facilitación neuromuscular propioceptiva (FNP). La flexibilidad
dinámica también entra dentro de este tipo de entrenamientos pero no es tan
corriente como los otros tres métodos, aunque está ganando aceptación y
dedicaremos un post más adelante para hablar de ellos.
El entrenamiento de la flexibilidad se divide en ejercicios
activos y pasivos. Los estiramientos activos cuando el que genera la fuerza de
estiramiento es uno mismo. Por ejemplo, cuando estoy de pie y voy a tocarme la
punta de los dedos del pie, genero una fuerza de flexión anterior del tronco
que estira mis isquiosurales y la región lumbar de la espalda. Por otro lado,
los estiramientos pasivos se producen cuando un compañero o aparato generan la
fuerza para el estiramiento.
Uno de los aspectos más importantes para el diseño de un
buen programa de flexibilidad es realizar una correcta ejecución de los
ejercicios. Por ejemplo, en el estiramiento que hemos comentado antes se
produce una flexión de la región lumbar lo cual provoca una anteversión de la
pelvis y reduce la eficacia del estiramiento de isquiosurales, una postura más
eficaz es colocar un pie delante de otro e inclinarse hacia delante llevando
las manos sobre la pierna atrasada, debemos notar tensión en la pierna
adelantada, dicha postura asegura una longitud óptima de los isquiosurales.
Para finalizar, recordamos que lo importante en el
entrenamiento de flexibilidad es realizar los ejercicios correctamente en
cuanto a la técnica de los mismos para lograr una eloganción muscular óptima en
cada uno de ellos.

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